Las perlas son la gema más antigua conocida, están rodeadas de un halo de misterio y leyendas, los antiguos griegos pensaban que eran lágrimas de los dioses que caían al mar. Los romanos creían que Venus, la diosa del amor y la belleza había nacido dentro de una ostra, como si se tratase de una perla, y el agua que goteaba formaba perlas, fruto de todos sus poderes.
La exclusividad de la perla australiana se debe a su tonalidad, tamaño y calidad, al ser completamente natural. Es por este motivo, por el que la denominan “La reina del mar”. Nace en los océanos Índico y Pacífico y solo hay una especie que la produce: la Pinctada Máxima. De esta depende el color de la perla, la Pinctada Máxima de los “labios dorados” cría la perla de color dorado y champán conocida como Golden; mientras que en la Pinctada Máxima de los “labios blancos” la tonalidad de las perlas es la blanca, rosada o grisácea o Tahití.
Una perla es una mezcla mineral de origen orgánico. Las perlas se forman con el tejido vivo de un molusco sin cascara.
Químicamente, están hechas de carbonato de calcio, ya sea del mineral aragonita o una mezcla de aragonita y calcita, a veces también con vaterita.
La perla no es una gema preciosa, es una gema orgánica, aunque se consideran de gran valor, esto debido a que no se origina de un mineral sino mediante un proceso biológico.
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